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Long John Silver, Xavier Dorison y Mathieu Lauffray

El guionista francés Xavier Dorison retoma la figura del famoso pirata imaginado por Stevenson para embarcarlo en una imposible aventura en busca de la ciudad perdida de Guyanacapac, donde supuestamente le espera una versión de El Dorado elevada a la enésima potencia. El guión es el producto de alguien que se ha empachado una tarde de sábado viendo del tirón En busca del arca perdida, El templo maldito, Los goonies, a lo mejor algún capítulo de Walking Dead y es, por supuesto, un fanático de La isla del tesoro. Todo este popurrí está diseñado para hacer las delicias de cualquier fan del género de aventuras, y aunque lo consigue, en ocasiones la historia se ve un pelín forzada por querer encajar demasiadas piezas en el puzle.

Pero no seamos tiquis-miquis y dejémonos llevar por la emoción, porque así vamos a poder disfrutar de lo lindo del grafismo absolutamente espectacular de Mathieu Lauffray. Y es que a uno se le ponen los pelos de punta cuando nos adentramos en ese salón tan sólo iluminado por una chimenea y en el que se nos relata, en apenas un susurro, la leyenda de la ciudad maldita de Guyanacapac. O cuando John Silver entra en escena con esa sonrisa de hiena que te hace llevarte la mano a la cartera. O cuando por fin nuestros ojos pueden contemplar la decadente majestuosidad de la ciudad perdida en la jungla. Definitivamente, este viaje no nos lo podemos perder.

El pirata y el boticario, Robert Louis Stevenson

La historia es simplemente genial, escrita en verso, nos contrapone a dos tipos de criminales, solo que uno es aceptado por la sociedad y el otro no. Uno tiene una pátina de respetabilidad y el otro no. ¿Pero cuál de los dos es peor? Eso que lo decidan los lectores. Se ve que Stevenson tuvo algún tipo de trauma con algún boticario (¡Oops, habemus spoiler!). Y que nos perdonen los boticarios, pero hay que tener en cuenta que al escritor escocés le apasionaban los piratas. Nosotros al menos se lo perdonamos.

Y si el cuento es genial, qué no diremos de la magnífica obra del ilustrador. Digamos simplemente que es como si a Georges Grosz le diera por ilustrar para niños. Expresionismo alemán a tope. Impagable la recreación a doble página de los abordajes del bucanero, tan vívida que hasta parece que las llamas quemaran de verdad.

Para enmarcar.

Treblinka, Chil Rajchman

Chil Rajchman
Treblinka
Seix Barral 2014
238 páginas, 23 cm
ISBN 9788432221118

A veces puede parecer que hay temas agotados o que de tan manidos resultan irrelevantes y superados. Pues bien, ciertamente en plenos debates sobre memorias históricas, fosas comunes y demás, un testimonio como el de Chil Rajchman se hace casi imprescindible.

Eran seres como nosotros, tanto las víctimas como los victimarios, el mal no distingue de razas, ni de sexos, ni tan si quiera de aspectos, forma parte de cada uno de nosotros y en circunstancias especiales puede  mostrar su rostro mas terrible, abyecto y cruel. Pocas veces se produce el milagro y la supervivencia que Rajchman lo es.

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Fashion Beast, Alan Moore y Facundo Percio

Cuenta la leyenda que el segundo, supuesto inventor de los Sex Pistols y adicto al I+D+i de lo que fuera, propuso al primero escribir el guión de una película que jamás se realizó. Híbrido o mutación de la vida de Christian Dior y la Bella y la Bestia, el documento se perdió en las brumas del tiempo hasta que fue rescatado del inmerecido olvido y trasladado al cómic. Y la bestia que surgió de este proceso es la historia de un misterioso modisto, de su maniquí y del mundo de la moda situados todos en un decadente futuro en el que parece que va a estallar la guerra nuclear. La marcianada es de proporciones homéricas pero la obra bien merece ser leída.

A más de uno le traerá a la memoria V de Vendetta, pues comparte elementos como el similar y tétrico ambiente, el enigmático y mesiánico protagonista y otros que dejo a ustedes el placer de buscar. Pero aún y todo mantiene su personalidad diferenciada, no olvidemos que fue escrito con anterioridad. Parece ser que la idea ya le rondaba por la cabeza al señor Moore y Fashion Beast actuó como ensayo general del apoteosis que vendría después. Así que si les apasionó el mencionado cómic de la careta sonriente, este no les defraudará.

PS: No quisiera extenderme más, pero el apartado gráfico merecería reseña aparte. De momento apunten este nombre: Facundo Percio.