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Los amantes bajo el Danubio

Federico Andahazi

Los amantes bajo el Danubio sitúa a los personajes en dos espacios temporales distintos: el anterior a la guerra, cuando se conocen y se van desarrollando sus sentimientos, cuando Bora y Hanna se enamoran locamente, a pesar del rechazo familiar -rancia aristocracia húngara por parte de él, ricos comerciantes judíos por parte de ella-.
También aparecen en escena Marga y Andris, amigos de la infancia de los anteriores, elegidos por sus familias para ellos, los amantes y esposos adecuados.

Con la invasión nazi, la vida de Hanna corre peligro. Ella ya está divorciada de Bora y se ha vuelto a casar nada menos que con Andris. Bora sigue preguntándose el por qué de la infidelidad de Hanna con Andris, no puede entenderlo y sigue -mal que le pese- loco por ella. Marga es su nueva esposa, que se mostrará mucho más hábil y lista que él ante los acontecimientos que se avecinan.
Bora ofrece refugio al matrimonio de Hanna y Andris y les acoge en un sótano donde deberán esperar, sin ningún futuro en perspectiva. Marga deberá adecuarse a esta situación observando como su marido vive anclado en la pena y el recuerdo.

Narrado de una forma magistral, es fácil ponerse en la piel de cada uno de ellos y deslizarnos por la lectura preguntándonos si Marga les delatará a las SS, si Bora raptará a Hanna y huirá con ella, si Andris escapará enviando a la muerte a los otros tres, si morirán de pena en el horrible agujero, si alguno de los sirviente buscará sacar tajada de la situación…
Pero nada es simple, los seres humanos somos complicados y esta novela va de seres muy humanos y muy complicados.
Volverán a separarse pero no por mucho tiempo… porque el destino también exige su participación… y nosotros como lectores podemos fabular mil finales, pero Andahazi ya tiene previsto un increíble (?¡) final.

Una preciosa novela llena de matices, que tiene todo para gustar: un argumento envolvente en un momento de la historia de Europa en el que los valores que la construyeron dejan de tener sentido, unos personajes llenos de fuerza y un lenguaje elegante que en ningún momento se interpone al ágil ritmo de la narración. Vamos, de las que se lee de un tirón y da qué pensar.

El búho, Samuel Bjork

Holger Munch, sí como el de El Grito y no es casualidad, esta abrumado por la vida -o la falta de vida propia- y se enfrenta de la manera más cruda a su fracaso como marido -su ex vuelve a casarse-, como padre -su hija Miriam siempre ha sido una desconocida para él- y a sus intentos de ser un abuelo medianamente normal.
En su equipo también hay de todo: alcohólicos y ludopatas, novatos con ambición, informáticos brillantes pero de nula capacidad para las relaciones interpersonales.. y ella, la estrella, Mia Kruger, rescatada del suicidio por su mentor Munch, enganchada a las pastillas y al alcohol.. pero a la que se recurre en los casos extremos, aquellos que corren el riesgo de no resolverse jamás.
Vamos, todo un catalogo de personajes que viven al límite e intentan descifrar la mente de un asesino que también anda columpiándose.

Esta vez será un espeluznante asesinato ritual -adolescente estrangulada sobre lecho de plumas y velas, y un pentagrama.. – el que haga retornar a Mia al equipo, tomando de inmediato las riendas de una forma, como siempre, extraña, atípica, sin seguir las normas mínimas que exige la investigación policial.
La adolescente asesinada pertenecía a un centro de jóvenes problemáticos y de este partirán las primeras lineas de investigación.
Si en él todos tienen un pasado, las pesquisas abrirán un campo aun más amplio pero parece que entre tanto sospechoso se nos escapa la verdadera identidad del malhechor.

Los personajes aparecen bien dibujados y hay bastantes diálogos. Supongo que algunos lectores los encontraran superfluos, pero contribuyen a dar una imagen más amplia de las «tripas» de la investigación, nos acercan a unas realidades que no nos son tan ajenas y no restan un ápice de dinamismo a la trama.
Si a ello unimos que el interés se mantiene a lo largo de toda la novela, nos hallamos ante una autentica noir, donde quedaran abiertos una serie de enigmas, pendientes una serie de cuentas, que nuestros protagonistas deberán solventar.
Y la mujer del plumífero rojo se va alejando…. tras dejar en la puerta de Mia la clave de su terrible pasado…
Vamos, que pronto tendremos entre manos una nueva entrega. Fijo. Al tiempo.

La muerte abrió la leyenda, Alejandro M. Gallo

He de confesar que mi interés por esta novela se debe a una circunstancia baladí: vaya, que tengo un familiar con tan distinguido nombre, Gorgonio… pero no se rían tanto, que seguro que si investigan entre sus ancestros encontraran «perlas» similares…
Si a esta curiosidad inicial unimos que el finado tenia una doble identidad, que estaba de “extranjis” en la península, que había luchado con la Resistencia contra la ocupación nazi , liberado París con la Nueve y que estaba siendo controlado por la inteligencia española…el cóctel resulta de lo más atractivo.

Alejandro M. Gallo -cuya biografía parece sacada de una novela negra- nos regala un thriller al uso, con sus asesinatos, sus investigadores, unos policías que “pasan” y otros que se implican, la corrupción, el espionaje, sus buenos y sus malos, su historia de amor…. pero con un plus, la ambientación estupenda de principios de los 70 en que Franco se moría pero no se moría, y unos buscaban perpetuarse en el poder y otros en asaltarlo: la Brigada Político-Social, las actividades de los servicios secretos de otros países, el silencio sobre la guerra civil y las acciones de la disidencia antifranquista, la represión pura y dura.

Son 257 páginas repletas de acción, ligeras, pero no exentas de profundidad.
A través de la limpia mirada del novato Llaneza descubriremos que no es oro todo lo que reluce ni los personajes son lo que parecen… divertimento del bueno al que ayudan una maquetación y una edición marca de la casa, marchamo del Reino de Cordelia, que facilitan sobremanera la lectura.

A pasar un buen rato… que no es poco.