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Abr / 2015

Para cada tiempo hay un libro

Autor:

Para cada tiempo hay un libroUna vez más Alberto Manguel nos sorprende, nos fascina con sus reflexiones sobre la lectura, los lectores, los escritores y las bibliotecas. De nuevo un libro que trata sobre libros. Libro de gran belleza por la poética de los textos y en este caso además por la originalidad de sus fotografías.

Son doce reflexiones breves, numeradas, no llevan título. Entre texto y texto las fotografías de Alvaro Alejandro, artista visual. Las fotografías en blanco y negro relacionan la lectura con las situaciones más diversas : el hombre que lee sentado en una bicicleta, el libro en el cuarto de baño, los libros en los árboles, las letras, una estatua que lee, una ratonera que atrapa un libro, los posos del café, la palabra libro en muchos idiomas, un hombre que lee bajo la lluvia, …En total 61 fotografías

Para cada tiempo hay un libro pero Manguel compadece al que no encuentra el libro adecuado en una situación difícil. El pobre Amundsen, descubridor del polo sur se vio obligado a leer, noche tras helada noche el indigesto tratado del Dr Gaudens titulado «Retrato de su Sagrada Magestad en sus Soledades y sufrimientos.»

Oscar Wilde, Doris Lessing, Thomas Love Peacock, Dante, Madame Bovary, Truman Capote y otros muchos escritores y personajes literarios surcan las páginas del libro ayudando a Manguel a definir eso que llamamos El placer de la lectura.

Pero yo soy bibliotecaria y he buscado la anécdota relacionada con las bibliotecas. Y la he encontrado. La historia es preciosa, sobre la Biblioteca de Sarajevo, la Haggadah y un bibliotecario anónimo honesto. (p. 61)

El 25 de agosto de 1992, el ejército serbio deliberadamente bombardeó La Biblioteca Nacional de Sarajevo. Se destruyeron más de un .millón de libros y más de cien mil preciosos manuscritos. Entre los pocos tesoros que fueron rescatados hubo un manuscrito hebreo iluminado, conocido como la Haggadah de Sarajevo.

Este libro había sobrevivido a la expulsión de los judíos de España cinco siglos antes del bombardeo de Sarajevo, gracias a un lector que se llevó el libro en su huida.

Posteriormente durante la segunda guerra mundial la Haggadah fue salvada por un bibliotecario musulmán de Sarajevo que la escondió para que los nazis no lo quemaran. En el año 1999, siete años después del ataque serbio a Sarajevo, en la huida de miles de musulmanes expulsados de Kosovo, había una mujer que llevaba un pedazo de papel en caracteres hebreos. Lengua que ella desconocía. La mujer decidió al entrar en Macedonia, al ser tratada bruscamente, mostrar el papel a miembros de la comunidad judía donde acampaban.»

«Cuando enseñó el papel, dice Manguel fue un momento mágico. Este papel había sido concedido al bibliotecario musulmán por el Gobierno de Israel ya que no solo había salvado la Haggadah , sino que había dado refugio en su casa a judíos yugoslavos.»

«La hija era ahora víctima de nuevas atrocidades étnicas. El gobierno de Israel la trasladó con toda la familia y fue recibida por el hijo de una de las personas que el bibliotecario musulmán había salvado. Ella dijo mi padre hizo lo que hizo de todo corazón, no para recibir nada a cambio

Sobre la historia de la Haggadah , hay una novela reciente que se hace eco de este hecho se titula “los guardianes del libro” Geraldine Brooks. Es fácil de leer.

El asedio de Sarajevo y la guerra de Yugoslavia, una de las guerras recientes más horribles, puede caer pronto en el olvido y eso es lo peor que le puede pasar al que sufre una injusticia. Europa como siempre llegó tarde para paliar las atrocidades étnicas. 

Para cada tiempo hay un libro y dice Manguel “no se cuales libros me serán permitidos en mi último viaje pero mientras haya libros, no hay traidor, ni disgusto que no se pueda olvidar. Los traidores no creo que lean, ¿pero me equivoco?