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Aza / 2016

¡Todos al tren! (día 2 de la Semana de Terror)

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Se ha convertido en lugar común entre los asistentes a la Semana comentar que llevamos unos cuantos años en los que se ha notado un cambio en nuestra actitud como público y que nos hemos acomodado demasiado en las butacas del Principal. Para explicar tal fenómeno se habla de la falta de relevo generacional, la crisis del cine de género y de su público, o si no, simplemente, que nos hemos hecho mayores. Habría que hacer una encuesta para saber el tramo de edad de los espectadores de la Semana, y si le añadimos cuántos años llevamos en esto, creo que no nos sorprenderíamos demasiado de los resultados.

Foto: Floro Azqueta

Foto: Floro Azqueta

La efusividad y la lozanía que nos caracterizaba en las primeras ediciones se suele añorar, pero basta una sesión como la de ayer para retornar al pasado y sobre todo, reconciliarnos como público entusiasmado y divertido. Me refiero al pase de Train to Busan, que va lanzada no sólo para premio del público, sino que se ha convertido ya en uno de los hitos de este año, y creo no equivocarme al decir que de los últimos también.

Vayamos por partes, que el día dio para mucho. Todo empezó con una mesa redonda en el museo San Telmo con un tema sugerente, “Japón fantástico, siglo XXI”. En principio se trataba de escudriñar el cine fantástico japonés actual para tocar temas como su situación en la actualidad, la dificultad de la financiación, el problema del alejamiento de los jóvenes espectadores, la censura y sus obstáculos, las perspectivas futuras del género,… Todo ello, conducido por Jesús Palacios y acompañado por cinco directores del género: Tomoo Haraguchi, Shinji Higuchi, Noboru Iguchi, Toshikazu Ishii y Minoru Kawasaki. Una ocasión inmejorable para escuchar sus conocimientos. El caso es que lo que bien empezó, sobre todo de forma muy seria, se convirtió en poco tiempo en un jolgorio al estilo japonés, en el que, entre risa y risa, nos dejaron perlas como: “Una bonita forma de envejecer es ver películas de superhéroes”, “La humanidad se acabará pronto y por eso hay que divertirse”, “No entiendo que guste más el anime que el cine en imagen real”, “Los jóvenes no tienen dinero y no quieren gastar, al menos en el cine”, “En mi cine he sentido el placer de destruir a gusto”, o una de las joyas, “La gente tiene problemas para relacionarse, pero nosotros no porque somos unos pervertidos, unos degenerados”. Sus comentarios perversos me los preguntáis si queréis.

Por otro lado, en las sesiones de la tarde-noche, pudimos ver la primera película en la que empezamos a disfrutar en la Semana, Pet de Carles Torrens, aunque sus previsibles giros de guión no hicieron de su pase algo memorable.

Lo que sí fue inolvidable fue, como ya he adelantado, la proyección de la coreana Train to Busan, una de zombies al estilo Guerra mundial Z, pero con mucha más mala leche, con unos protagonistas arquetípicos que tienen que aventurarse en un tren que se llena de muertos vivientes en una suerte de huis clos en movimiento. Si hay alguien que no disfrutara de sus álgidos momentos de acción o que no se enterneciera en sus escenas más dramáticas, “he or she is not one of us”.

Foto: Zigor Etxebeste

Foto: Zigor Etxebeste

Y para rematar el precioso día nebuloso de ayer, tuvimos doble ración, con dos películas, por así decirlo, un poco diferentes entre sí. Primero, Kaijyu Mono de Minoru Kawasaki. La presentación que el director y el actor cómico al que nombraron Mr. Ukelele (curioso imitador, entre otros, del gran Takashi Shimura) hicieron en el escenario fue un auténtico show hilarante, quizá mucho más gracioso que la película, algo que ya nos temíamos antes del pase. Eso sí, el espíritu de los kaijyu-eiga ha tenido una digna representación en la Semana de este año (Shin Godzilla la vimos en la inauguración).

La segunda película de la noche fue The Eyes of My Mother, una de las muchas “joyitas” que nos llegan de Sitges. El crudo y áspero blanco y negro utilizado en la historia es uno de los atractivos de la película, junto con su puesta en escena y un montaje con elipsis narrativas sugerentes. Eso sí, el cansancio a ciertas horas de la madrugada no ayuda a disfrutar de una película que requiere una atención, digámoslo así, más espabilada.

Hoy es la noche de Halloween, y llega The Neon Demon. Y Rob Zombie. Avisados estáis.

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