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Aza / 2016

Todos los muertos (o el 1 de noviembre)

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Mucha gente piensa que el cine que vemos en la Semana no es muy variado o que todo lo que se proyecta es igual, y no es así. Eso es como creer que si escuchas música clásica no sabes diferenciar entre Mozart y Stravinsky, o que si te gusta el arte, no ves diferencia entre Velázquez y Kandinsky. Creer que por ejemplo el terror de la Universal es igual al de la Hammer o a un slasher de los 80 es directamente ignorar mucho de lo que sus diferencias pueden aportar. Y escribo todo esto no con un afán excusador ni defensivo, sino porque la programación de este año nos está dando una variedad de propuestas increíble.

El 1 de noviembre es un día extraño. Es el día posterior a la noche de Halloween (que menuda fue la jornada de ayer, todo hay que decirlo), también es el día de los difuntos o de todos los santos y además este año coincide con el ecuador del festival. Hasta ahora lo que se puede decir es que el equipo de la Semana nos ha traído de todo, una paleta de películas muy diferentes entre sí y a las que hemos reaccionado de forma también muy diversa.

Centrándonos en lo de ayer, la sesión vespertina de las 17:00 arrancó con La autopsia de Jane Doe, realizada por el cazador de trolls André Øvredal. No es que sea una película que busque sorprender narrativamente o arriesgar en sus formas, aunque no creo que ése fuera el objetivo del director noruego. Es una historia que se deja ver, con interesantes actuaciones (Brian Cox, siempre en su sitio), un buen desarrollo de la trama, con momentos álgidos de sustos y efectismos varios y todo resuelto con un desenlace correcto. Se podría decir que es algo ya degustado, pero tras haber visto Tenemos la carne la noche anterior, a veces es de agradecer una película así, sin parafernalia y sin pretensiones.

La noche del Virgen.01

Foto: Floro Azqueta

En la siguiente sesión nos tuvimos que enfrentar a La noche del virgen, el debut del bilbaíno Roberto San Sebastián y que tiene como protagonista a Javier Bódalo, al que le recordaron su anterior visita a la Semana, allá por el 2000. Los responsables de la película dejaron bien claro desde su presentación que lo que íbamos a ver no iba a ser ninguna película de arte y ensayo. Más bien, se podría definir más utilizando palabras como escatología, exabruptos o repugnancia. Cerc
ana al gore por momentos, La noche del virgen tuvo una respuesta constante y masiva desde el público, incluyendo al equipo que acompañaba la película. Y esa respuesta seguramente tendrá un buen reflejo en las puntuaciones. Y no creo que para bien.

Foto:Floro Azqueta

Foto:Floro Azqueta

Para terminar la jornada vimos El extraño, segunda película coreana de esta edición ydela que se habían oido cosas bastante buenas (venía con un par de premios de Sitges). No tuvo la misma respuesta favorable del público que Train to Busan (cuya proyección empieza a ser memorable, y eso que aún no ha terminado el festival), pero el realizador Na Hong-jin narra con buen pulso una historia en principio policíaca que mezcla chamanismo con posesiones y algo de ingrediente zombídico. Llega incluso a crear un mosaico de personajes tan variopinto que con ellos puedes reir, llorar, asustarte o incluso, enfadarte. El cine coreano sigue ofreciendo buenas películas y buenos personajes. En este sentido parece que los padres (o futuros padres) coreanos, se están convirtiendo en los verdaderos héroes que dejen huella este año.

En próximas entradas hablaremos, además de las películas, de los muchos cortos que se ven en la Semana y de sus exposiciones paralelas, que hay muchas y buenas. Larga vida y prosperidad.

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