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Barrio lejano, Jiro Taniguchi

Pero esto está cambiando (lo de los cómics, me refiero; lo del Real Sociedad-Getafe no tiene remedio). Actualmente estamos viviendo una era dorada en la que el mundo de los colorines (en nomenclatura de mi abuela) ha ascendido a primera división, como demuestran la infinidad de publicaciones, editoriales, festivales y saraos de todo pelaje que encontramos en el mercado. Esto en lo que al gallinero ibérico se refiere, porque en regiones más civilizadas de Occidente y Oriente esto era de andar por casa tiempo ha. Y tan es así que de allí nos han llegado precisamente artefactos gráficos de la más alta enjundia. Como el que os recomendamos hoy, Barrio lejano de Jiro Taniguchi. Bueno, más que recomendar, mi objetivo es sumarme a la legión de fans que, no me cabe duda, ya tendrá.

Pues bien, Barrio lejano nos narra la historia de un hombre de mediana edad, inmerso en plena crisis existencial (y en cierto problema con el alcohol), que por equivocación da a parar a su pueblo natal, al que hace tiempo no acude. Más concretamente, al cementerio donde descansan los restos de su madre, fallecida hace 23 años. Comienza a rememorar la difícil vida de su progenitora y cómo su padre los abandonó teniendo él 14 años. Y de pronto, por arte de birli birloque, nuestro protagonista se ve transportado de nuevo a aquélla época, seis meses antes del triste desenlace, a su cuerpo de adolescente, sólo que manteniendo su mentalidad de 48 tacos. ¿Podrá evitar la espantada de su padre? ¿Cambiará su vida si lo logra?.

Dicho así parece que estemos hablando de la cuarta parte de Regreso al futuro, pero nada más lejos de la realidad. Aquí el tono de ciencia-ficción no asoma por ninguna parte. De lo que se trata es más bien de una historia de traumas, relación entre padres e hijos, la felicidad, la familia, la soledad. Vamos, life itself. Pero contada de tal manera que te deja pegado al tomo y que no te suelta hasta que ella, y sólo ella, quiere. Pocas veces sentirá el lector una sensación tan intensa, como si del Bastián Baltasar Bux de La historia interminable se tratará, de sumergirse en una historia. Y, maldita sea, este cómic lo consigue de principio a fin.

Sé que los dibujantes japoneses son maestros de la línea cinética, pero Taniguchi logra de forma casi diabólica que si dibuja un tren uno sienta que las casas pasen ante sí a toda castaña. Que si dibuja una carrera en moto sienta que el motor trepida bajo su culo. O que si alguien corre en busca de su huidizo padre le salga el corazón por la boca.

En suma, Barrio lejano es un punto de partida perfecto para desactivar el cliché de que los tebeos son cosa de niños. Y además es desde ya un clásico inmortal. No se lo pierdan.

Beat Attitude: antología de mujeres poetas de la generación beat

Pero ¿qué papel jugaron las mujeres en esta generación beat?¿Meras amantes o acompañantes?¿El descanso del guerrero creador?
Ya Gregory Corso, en una conferencia en 1994, pone las cosas en su sitio: Sí las hubo, y fueron tan creadoras, trasgresoras y únicas como la propia sociedad las dejó ser.
En aquellos tiempos un hombre podía salirse de la norma y se le -más o menos- permitía, una mujer podía acabar desequilibrada por la presión -se dieron casos de suicidio- o ingresadas en psiquiátricos.

Así las cosas, Annalisa Marí Pegrum nos regala con una selección de poemas en inglés -con su traducción en castellano- de un abanico de mujeres poetas beat, realizando una breve biografía de cada una de ellas.
Leyéndolas, se le encoge a uno el corazón: muchos esfuerzos -manifestantes contra la guerra del Vietnam, participación en eventos contraculturales, educadoras de minorías…..- y en algunos casos grandes precios a pagar -suicidio, ingreso en psiquiátrico, asesinada por su propio marido….-.
Eran tiempos duros -guerra del Vietnam, lucha de las minorías étnicas, un feminismo cada vez más pujante…- para que estas mujeres abrazaran la bandera del lesbianismo, la igualdad, la lucha contra el racismo…. y aún y todo lo hicieron y muchas de ellas lo siguen haciendo -Anne Waldman o Hettie Jones por ejemplo-.

Pegrum nos hace una selección tan variada como cada una de las integrantes del grupo que, llegadas de diferentes ámbitos -desde el convento a accidentes con graves secuelas físicas- se aúnan en una especie de grito a favor de una libertad que estaba lejos de ser cercana.
La publicación de sus obras en su tiempo fue cercenada o directamente prohibida por sus referencias al mundo de las drogas, a la libertad sexual….y es ahora cuando recuperamos gran parte de ellas.

Elise Cowen, Joanne Kyger, Lenore Kandel, Diane di Prima, Denise Levertov, Ruth Weiss, Janine Pommy Vega, Hettie Jones, Anne Waldman y Marie Norbert Körte, son las escritoras estudiadas por Pegrum. Con ellas se pone de manifiesto sin lugar a dudas la existencia de “beats” mujeres en igualdad de creatividad y en antecedentes inequívocos del feminismo actual.
Sirva como ejemplo este poema de Hettie Jones (1934-) :

“Siempre he sido a la vez
tan mujer como para derramar lágrimas de emoción
y tan hombre
como para conducir mi coche en cualquier dirección”

Anatomía de los fantasmas, Andrew Taylor

Veamos: es un folletín situado en el siglo XVIII en un college de Inglaterra con todos sus ingredientes: desapariciones, cadáveres, sociedades secretas, usos y abusos de los propios integrantes del mismo, infidelidades, grandes diferencias sociales…
Pero son tantos los personajes implicados y los sucesos en que se ven implicados que se trata de una narración muy rica y, por tanto, difícil de explicar.

Así, el protagonista, John Holdsworth, pierde a su hijo y a su mujer ahogados y vive mortificado por el hecho de que su mujer se dejó embaucar por una vidente, que la ponía en “contacto” con su hijo.
De hecho escribe un libelo sobre los fantasmas argumentando que no existen. Ello hará que requieran sus servicios desde el College de Jerusalén, ellos tienen su propio “fantasma” y no favorece a la fama de la institución, por lo que quieren desenmascararlo.

Este personaje transtornado deberá ayudar a otro que afirma haberse encontrado con otro fantasma. A su vez, suceden dos asesinatos y todo está tan patas arriba que el propio lector cambiará de opinión varias veces sobre lo que está leyendo y sobre sus protagonistas.
A ello hay que sumarle las infinitas intrigas y el agobiante mundo de poderes en un sistema casi de castas, que no hacen más que dificultar las averiguaciones de nuestro hombre en el College.

A pesar de sus páginas -en concreto 510-, se lee muy fácil por su formato de capítulos cortos y unos amplios márgenes. No debe ello pues ser óbice para su lectura, si tenemos en cuenta que el argumento se va enrevesando hasta tal punto que aseguro que hasta el último párrafo no tendremos aún muy claro quién es el asesino. Iremos sorpresa tras sorpresa y tambien puedo avanzar que el asesino(s) no es el mayordomo… ¿Preparados para darse una vuelta por las lagunas oscuras del Jerusalén, seguir las andanzas del Siniestro Club del Espíritu Santo, ver si la inalcanzable Elinor cae en brazos de Holdsworth…? .. Adelante señoras y señores, la verja, con un crujido truculento, acaba de abrirse…