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Dic / 2014

La biblioteca pública «Saltykov-Schedrin» en el sitio de Leningrado

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Escritos de mujeres desde el sitio de Leningrado 001El sitio de Leningrado duró desde el 8 de septiembre de 1941 hasta enero de 1944. Ha sido objeto de innumerables películas en las que se ha destacado la heroicidad de sus habitantes.

Cada vez más se reivindica sin embargo el papel de las mujeres en las guerras. Los soldados iban al frente y las mujeres trabajaban en sostener la economía, la industria y la vida cotidiana de las ciudades.

Leningrado durante el asedio se convirtió en una ciudad de mujeres que realizaban las tareas domésticas, pero también la defensa de la ciudad frente a los ataques aéreos.

Para mi ha sido una sorpresa encontrar entre los testimonios que recogen las autoras Cynthia Simmons y Nina Pelrina en el libro”Escritos de mujeres en el sitio de Leningrado”, la labor de la biblioteca, pública Saltykov-Schedrin y los testimonios de algunas bibliotecarias durante el asedio.

Por eso manteniéndome fiel a la temática de mi blog de bibliotecas, lo que quiero resaltar del libro es lo que hicieron las bibliotecarias y bibliotecarios de la biblioteca pública Saltykov Schedrin durante el asedio.

A veces la realidad supera la ficción. Siguieron trabajando en la conservación de la memoria, recogiendo los fondos, los carteles, catalogando, haciendo listados. Organizaron el traslado de los fondos cuando fue necesario y por supuesto realizaron una labor de información, y también consuelo a través de los libros a los lectores ya que la biblioteca permaneció abierta bajo las bombas, en una ciudad hambrienta, con frío, desesperación muerte y heroismo.

LIlia Solomovna Frankfurt

El testimonio relacionado con la vida de la biblioteca es el de Lilia Solomovna Frankfurt. Ella era asesora experta de la dirección. Recopilaron un catálogo de publicaciones en tiempos de guerra y salvaguardaron cerca de 60.000 rarezas editoriales y más de 100000 grabados artísticos.

La guerra originó nuevas responsabilidades en el ámbito de las adquisiciones. Como dejaron de recibir los números de las publicaciones que se editaban en el resto del país, hicieron un registro completo de todo lo que les faltaba. Con el fin de reponerlo a la menor oportunidad.

Compilaron una lista de todas las publicaciones de todo lo que se editaba en Leningrado durante la guerra. Hubo aunque parezca mentira un aumento en la compra de libros de segunda mano y de ediciones raras. Los libreros no daban abasto y la biblioteca añadió a su fondo todo lo que creía que era relevante. Para visualizar mejor la ingente labor Lilia Solomovna Frankfurt dice que: la biblioteca adquirió 58.892 libros, 112.640 aguafuertes e invirtió 48.411 rublos en manuscritos.

Además de estas adquisiciones a consecuencia de los ataques de artillería e incendios muchas bibliotecas de particulares quedaron a la intemperie (fuego, agua ). El personal de la biblioteca se hizo cargo de rescatar y conservar el mayor número de libros. Esto exigía mucha fuerza, ya que bajaban los ejemplares a través de las ventanas, los sacaban de debajo de montañas de escombros para transportarlos hasta la biblioteca a cuestas. Dice la bibliotecaria que pasó tiempo antes de que tuvieran un coche.

¿ Cómo atendieron a los lectores, bajos las bombas?

En los primeros días de la guerra en lugar de las ocho salas habituales, para los usuarios habilitaron una única sala. Esta sala tuvo varias ubicaciones. Al principio el vestíbulo, después el departamento de adquisiciones. Miles de libros y el catálogo se trasladaron a esta sala.

Si sonaba la alarma antiaérea , los usuarios se llevaban los libros al refugio antibombas dónde podían seguir leyendo. Se calentaba la sala con un hornillo. Cuenta la bibliotecaria que se quedaron sin electricidad el 26 de enero de 1942, y que ya no hubo calefacción. Por eso se tuvieron que trasladar de esa sala a la única en la que la vida seguía el despacho del director.  Allí la chimenea se encendía y había un farolillo de queroseno, Durante el invierno de 1941 a 1942 toda atención a los lectores se hizo con farolillos y cuando el queroseno se acabó se buscaban los libros en las estanterías con un trozo de madera ardiendo.

Cambiaron los lectores. Los investigadores y estudiantes fueron reemplazados por comandantes del ejército rojo, médicos, estrategas, conferenciantes, funcionarios. Se atendía mucho más rápido a las peticiones, podemos decir que se hizo todo lo posible para que el libro fuera un arma para acabar con el enemigo

De nuevo algunos datos se atendieron a 41.000 personas y se les prestaron más de un millón y medio de libros.

Fueron los bibliotecarios los que acondicionaron el edificio de la biblioteca para evitar los ataques aéreos. Para ello se conformó una unidad especial. Las 102 personas integrantes de esa unidad se trasladaron a vivir a barracones y se turnaban para hacer guardia, vigilar y proteger la biblioteca de forma desinteresada.

Por supuesto algunos fallecieron. Durante el asedio siguieron trabajando en la realización de bibliografías, en la catalogación de artículos recopilados bajo la signatura “Leningrado bajo la gran guerra patria”, así como el catálogo de la biblioteca Voltaire. No se si sabéis que la biblioteca del escritor francés Voltaire casi más de 6.902 documentos fue a parar a manos de la zarina Caterina II, de ahí a la biblioteca imperial, y de ahí a al biblioteca Saltykov-Schedrin.

Cynthia Simmmons y Nina Perlina han escrito este libro que marca un hito importante por la utilización de testimonios orales, diarios y cartas de mujeres artistas, médicas, amas de casa, obreras, intelectuales.

Los diarios están de moda y también los nuevos enfoques para conocer la “historia “ y las “historias” desde el puntos de vista de las mujeres.

El libro es un recordatorio como no de la importancias de las bibliotecas y de los archivos en tiempos de guerra. Son la memoria real, y nos ayudan cuando se descatalogan los documentos a conocer “la Verdad”

Posdata. La biblioteca pública Saltykov –Schedrin es hoy en día la la Biblioteca Nacional Rusa, una de las más importantes de Europa y Mijail Saltykov- Schedrin fue un escritor, coetáneo de Tolstoi nacido en San Petersburgo cuya novela más conocida es “la familia Golovliov”.

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