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Ago / 2013

¿Cultura libre?

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Las bibliotecas donostiarras municipales pertenecen a la marca «Donostiakultura». Esta identificación de bibliotecas y cultura, me ha causado a lo largo de mi trayectoria profesional muchos quebraderos de cabeza. Hubiese preferido que la marca biblioteca fuera independiente de ese concepto tan abstracto y difícil de definir «La cultura».

¿Qué es cultura? ¿Qué es la gestión cultural» De que hablamos cuando decimos que alguien es culto. Cada persona identifica algo distinto (música, libros, teatro, cine, industria cultural, acción cultural, política cultural, museos, archivos, bibliotecas…) todo mezclado equipamientos, edificios, soportes físicos, creación artística, conceptos.

Si hablamos de los adjetivos o complementos del nombre añadidos a cultura podemos hablar de la cultura analógica, cultura digital, cultura de masas, cultura elitista, cultura del deporte, cultura musical, cultura gastronómica, cultura del esfuerzo, cultura vasca, cultura española etc. Creo que sin exagerar se pueden llenar muchos folios con el término cultura.

Europa nombra a ciudades capitales europeas de la cultura y creamos multitud de eslóganes. Es tan difícil explicar el proyecto de la capitalidad cultural de una ciudad que se crean oficinas, se contrata personal pero el ciudadano no sabe muy bien, si es una   nueva forma de turismo o un invento de los políticos europeos, cuyo fin o utilidad se nos escapa o es meramente económico.

Leonardo Padura en el Babelia del 27 de julio reflexiona sobre los estragos de la piratería en la cultura. Me gusta mucho Padura y leí todo el artículo sobre todo por el tema del copyright. La generación actual cree que no debe cobrarse por el conocimiento, o por el disfrute de la cultura. Al considerar que no es ético hacerlo se convierte en «pirata digital» con derecho para descargar de Internet los libros, discos, películas que hasta hace poco compraba. La  validez del copyright es, finalmente lo que se pone en cuestión en esta nueva sociedad. Se empieza a hablar de la «cultura libre»

Cultura libre

Jaron Rowan escribe sobre el declive de las industrias culturales y la importancia de la cultura libre. Su artículo se encuentra en el libro «Cultura libre digital» que os recomiendo.

El libro establece paralelismos y diferencias entre la cultura libre y el software libre, se habla de la historia de internet, de la utilización de los artistas como excusa para frenar el mundo digital. El modelo económico de la cultura que ha imperado hasta ahora está en crisis.  ¿Es la cultura un derecho? o ¿es un recurso? ¿Es un sector económico viable el cultural o el de las industrias de entretenimiento?.

En los últimos años desde las instituciones públicas se han apoyado proyectos y empresas dedicadas a la cultura, se ha luchado por obtener la capitalidad cultural, se ha reforzado la idea de que cualquier práctica cultural es industria. De hecho Europa sigue en esa línea, de la cultura como recurso, como industria en su programa  «Europa creativa 2014-2020.» Hablamos de industrias culturales generadoras de empleo, un 3,8 de la mano de obra y un 4,5% del PIB europeo.

Frente a esta concepción, el movimiento de la cultura libre nació inspirado por el auge sin precedentes del software libre y en parte como respuesta a la progresiva privatización de la cultura por parte de grandes corporaciones. La presión de éstas dio como resultado la Ley Sinde-Wert en España.

Paralelamente a estas presiones el abaratamiento de las herramientas digitales ha propiciado que la ciudadanía pueda filmar sus películas, grabar discos, editar sus propios libros, creando una cultura del remix cotidiano.

Volviendo al artículo de Leonardo Padura, y si ¿no se protege a los escritores,? a aquellos que quieren vivir, escribiendo sobre el dolor, la belleza o el miedo? Si los escritores no pueden vivir de los derechos devengados de sus obras, ¿quién escribirá? Me refiero crear, no bloguear, ni autoeditarse, ni comunicar.

Acceso, nuevos modelos de negocio en la cultura, valor colectivo.

El debate se debe centrar en el acceso a las obras culturales que existan en repositorios comunes pero que también permitan la transformación de las mismas.
Al hablar de nuevos modelos de cultura, tenemos que definir primero el acervo cultural común y para eso es necesario un dominio público rico y accesible, y ahí deberíamos estar las bibliotecas, como marca que garantiza por una parte el derecho del creador,  es de decir reeducar al pirata y  a la vez frenar el afán de lucro neoliberal ofreciendo al ciudadano acceso a las obras culturales.

El mercado liberal que domina el panorama en estos momentos, no se va a cuestionar que es cultura, o cuál es el papel de la biblioteca en esa transmisión de la cultura. A veces creo que la crisis de los editores la vamos a pagar las bibliotecas públicas vía  plataformas de préstamo de libros electrónicos, pagadas por las instituciones.

Yo no tengo la solución a tantas preguntas ¿cómo satisfacer el derecho del creador, su valor individual frente al valor social de la cultura? ¿Como se mide el valor social de la cultura? ¿Que entendemos por cultura, o que acervo cultural debemos transmitir si también está cuestionado el canon literario?

Sabemos que la industria cultural va a esgrimir datos económicos para la defensa de los modelos de pago, ya sabemos se genera empleo, riqueza etc pero creo que hoy más que nunca es la biblioteca, la que debería de emerger en esa sociedad digital, defendiendo el derecho de acceso y el respeto al creador.

Os recomiendo un último libro que acabo de comprar, y que puede ayudaros en este tema tan interesante de la piratería «Un mundo de todos y de nadie» : piratas, riesgos y redes en el nuevo desorden global» de Daniel Innerarity.