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Oct / 2012

Comentarios post-Zinemaldi

Durante este (estupendo) pasado 60 Festival de Cine de San Sebastián no he podido ver, por desgracia, todas las películas que me hubiera gustado. Si pensáis que la vida de un programador consiste en estar sentado viendo cine todo el día, estáis bastante equivocados. La faceta de gestión, búsqueda de recursos, relaciones públicas…es una parte intrínseca a nuestro trabajo como coordinadores de festivales o ciclos. Por supuesto, lo que más me gusta es ver cine, pero a menudo hay que renunciar a ello en ocasiones como el Zinemaldi, un buen momento para encontrarte con distribuidores, periodistas…gentes con las que tenemos relaciones y proyectos en marcha.
Valga esta introducción para también excusarme de tener algo abandonado este blog durante los últimos meses. Resulta más cómodo mantenerme pendiente del comodón twiter en la cuenta @cineffo que buscar un escaso rato relajado en medio de este comienzo de curso trepidante. El caso es que, antes de empezar a comentar muy pronto nuestra esperada Semana de Terror, me apetecía hablar de algunas de esas pocas películas que he visto en el gran festival, especialmente de aquellas que ya están en cartel de los cines, o a punto de estarlo.


Recomiendo fervientemente a todo gran público la Blancanieves de Pablo Berger. Debo reconocer que la propuesta del mudo y el blanco y negro me producía cierta pereza al principio, y también tenía reparos a la combinación del mundo taurino con el cuento clásico, aparte de que soy cada vez menos amigo del cine referencial. Pues bien, todo eso lo tiene la película, pero todo bien puesto. Sin resultar pedante ni falsa en los homenajes, articulando con toda naturalidad y salero la mezcla cultural “hispano-hermanos Grimm”, la estética es irreprochable y la sencillez del cuento vuelve a entretener. Va convenciendo minuto a minuto pese a ser historia conocida, y su calado en el espectador va aumentando hasta llegar a un precioso desenlace. Para mí, desde luego, la mejor versión de Blancanieves entre las tres vistas este año.
En otro registro, también soy fan de El muerto y ser feliz, aunque entiendo no la pueda recomendar a todo tipo de espectador. Pienso que respecto a anteriores títulos de Javier Rebollo hay más armonía entre el artificio del audiocomentario en off y la parte emocional (sí, sí, emocional) de la trama. Una vez se acepta el estilo propuesto desde el principio (el problema es que no se acepte) nos encontramos con un asesino que oculta mucho en la trastienda, que lleva a sus espaldas, en la aparente poca explicitud de la película y los personajes, una parte cruel de la historia reciente argentina. La dirección y la excelente encarnación de José Sacristán del personaje potencian ese humor estoico, trágico y tierno a la vez (yo me acordé en más de un momento de Aki Kaurismäki).
De Quartet, la cariñosamente dirigida por Dustin Hoffman, no hay mucho que decir. Película modesta de interiores y jardines, que deja expresarse a unos actores perfectos, y a la vez tiene la suficiente ligereza de cámara y montaje para que la edad de sus ambientes y sus protagonistas no sea obstáculo para el entretenimiento del espectador con algún prejuicio.
No me consta que todavía haya encontrado distribución en España la llena de desparpajo Joven y alocada, pero lo merecería. Su franqueza a la hora de tratar la sexualidad adolescente, sin moralinas ni tremendismos, tendría que hallar su público en el mismo segmento de edad que parcialmente retrata. El uso en pantalla del estilo blog de internet no resulta en absoluto forzado, como no lo es su natural protagonista. Divertida y con retranca. Algo más light me resultó El último Elvis, aunque uno no pueda evitar que le caiga bien este retrato de loser entrañable.
Esto es todo por hoy. Hubo algún otro visionado, pero, si me lo preguntan, se lo cuento en vivo y en directo. Abrazos.

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