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Las 100 primeras películas de Nicolas Cage

Paco Alcázar y Torïo García

Como se menciona en el preámbulo del libro, Nicolas Cage no es sólo actor, sino que forma un género cinematográfico en sí mismo; de todo encontramos en su trayectoria: películas malas, buenas, míticas, mediocres, obras maestras, ofensivas para la inteligencia del espectador, superproducciones, películas de serie B, C e, incluso, de D. Este libro inclasificable trata de todas ellas de una manera amena y divertida.

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The boys, Garth Ennis

El guionista norirlandés Garth Ennis, autor del imprescindible Predicador, vuelve a propinarnos una patada en pleno escroto con esta nueva serie donde da rienda suelta a toda su mala leche, que no es poca. Salvajismo y violencia a go-go, humor negro negrísimo, diálogos políticamente incorrectos a más no poder, secundarios absolutamente descacharrantes…, el burro de Ennis en estado puro.

Para ello cuenta con la colaboración de lujo del dibujante Darick Robertson, coautor junto con el guionista Warren Ellis de otro imprescindible del cómic, Transmetropolitan. Su trazo abigarrado, casi underground, compone personajes tremendamente expresivos que le van al dedillo a las hilarantes locuras de Garth Ennis (por cierto, no tan loco cuando le da la vuelta con perspicacia y fiereza a partes iguales al tema del 11-S y las armas de destrucción masiva…).

Los compañeros del crepúsculo, François Bourgeon

Los bellísimos trazos de Bourgeon no hacen distinción entre realidad y fantasía, algo que conecta de lleno con el espíritu medieval, aunque al lector le surjan constantes dudas sobre qué es real y qué no lo es. La ambientación es exquisita (paisajes, arquitecturas,… magníficamente detallados), y los personajes rezuman expresividad y vitalidad, en una época en la que sobrevivir no era cosa de risa.

Mención aparte merece la traducción de Marta E. Gallego ¡al castellano medieval!. A pesar de la dificultad que esto entraña para el lector, es la guinda de una ambientación insuperable, que al igual que otros detalles, como ese erotismo deliciosamente ingenuo del que hace gala la sin par Mariotte, o la estrecha relación entre el hombre y la naturaleza,  nos transportan directamente a la Edad Media feudal.

Promethea, Alan Moore

Quizás podrá decirse que Promethea presenta una erudición excesiva, que no pocas veces dificulta su lectura. Lo cierto es que, a pesar del hermetismo de los temas que trata, la historia consigue el dificilísimo objetivo de dar una visión unificada de la evolución espiritual del ser humano, algo que nos muestra a las claras los riesgos creativos en que se mete el bueno de Alan Moore.

Aunque para arriesgado y novedoso el magnífico trabajo del dibujante J. H. Williams III, una auténtica exhibición a la hora de diseñar las páginas, con innumerables marcos para sus viñetas, e influencias de la pintura europea, desde Klimt a Van Gogh, pasando por Mucha o la psicodelia de los años 60.

Las 7 vidas del Gavilán, Patrick Cothias y André Julliard

Aventuras de capa y espada, intrigas cortesanas, misteriosas profecías, reflexiones sobre la libertad humana, y una genial visión del pathos barroco, en una maravillosa ambientación en la que tiene mucho que decir la perfecta sincronización entre texto y dibujo a cargo de uno de los mejores binomios del cómic mundial, el guionista Patrick Cothias y el fantástico dibujante André Juillard. Ambos continuarán la historia de la familia de Troil en el cómic Pluma al viento (también tienen otro, Masquerouge, sobre el misterioso enmascarado ).

Y es que ya se decía que en el siglo XVII el diablo andaba suelto por Europa…