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Expediente 64, Jussi Adler-Olsen

Estos tres investigadores viven en un pasillo del sótano de la comisaría y no tienen medios para realizar su trabajo: ocuparse de los “casos fríos”, aquellos antiguos casos archivados como “no resueltos”.

Se verán envueltos en varios de ellos, siendo el principal e hilo de la novela, la muerte de una serie de individuos que tendrán como nexo de unión la isla de Sprogo, donde el gobierno danés experimentó con mujeres “conflictivas”: mujeres de la calle, alcohólicas, con problemas mentales, “de vida ligera”, mujeres «normales», niñas incluso… a fin de poner en práctica las teorías eugenésicas tan en boga en esos tiempos, los años 40, aunque las prácticas se extenderían hasta bien entrados los 60.

El caso está basado en hechos reales (es decir metían en ese agujero a las mujeres que consideraban “anormales” y bajo la capa exterior de un psiquiátrico se escondía una prisión en toda regla) lo que hace aún más interesante la narración.
Adler-Olsen narra en paralelo estas dos etapas el ayer (1940)
cómo se produjeron los hechos (que no fueron aislados) y la investigación que Morck y los suyos llevaran a cabo (1985).
La novela tiene tensión, y los personajes principales están más definidos que en otras entregas.

Una vez más “desmonta” el llamado estado de bienestar a la escandinava, presentándonos hechos cuando menos inquietantes, sin edulcorarlos, a través de una serie de personajes que ahora pueden hablar y de unos “ejecutores”que siguen teniendo un hueco relevante en la escena política danesa.
No hay que olvidar que las leyes eugenésicas (búsqueda de la creación, al fin y al cabo, de una raza superior) fueron aprobadas por mayoría en el parlamento danés a partir de 1929 (legalización de las esterilizaciones forzadas), prácticas que se mantuvieron hasta 1975 (indemnización a los afectados aprobada en 1998).

Vamos que tenemos un trio de detectives “peculiares”, una ristra de cadáveres que nos conducen a una oscura página de la historia de la democrática Dinamarca,… y un desenlance  tan inesperado como perturbador…la realidad siempre supera a la ficción.

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