Los amantes bajo el Danubio sitúa a los personajes en dos espacios temporales distintos: el anterior a la guerra, cuando se conocen y se van desarrollando sus sentimientos, cuando Bora y Hanna se enamoran locamente, a pesar del rechazo familiar -rancia aristocracia húngara por parte de él, ricos comerciantes judíos por parte de ella-.
También aparecen en escena Marga y Andris, amigos de la infancia de los anteriores, elegidos por sus familias para ellos, los amantes y esposos adecuados.
Con la invasión nazi, la vida de Hanna corre peligro. Ella ya está divorciada de Bora y se ha vuelto a casar nada menos que con Andris. Bora sigue preguntándose el por qué de la infidelidad de Hanna con Andris, no puede entenderlo y sigue -mal que le pese- loco por ella. Marga es su nueva esposa, que se mostrará mucho más hábil y lista que él ante los acontecimientos que se avecinan.
Bora ofrece refugio al matrimonio de Hanna y Andris y les acoge en un sótano donde deberán esperar, sin ningún futuro en perspectiva. Marga deberá adecuarse a esta situación observando como su marido vive anclado en la pena y el recuerdo.
Narrado de una forma magistral, es fácil ponerse en la piel de cada uno de ellos y deslizarnos por la lectura preguntándonos si Marga les delatará a las SS, si Bora raptará a Hanna y huirá con ella, si Andris escapará enviando a la muerte a los otros tres, si morirán de pena en el horrible agujero, si alguno de los sirviente buscará sacar tajada de la situación…
Pero nada es simple, los seres humanos somos complicados y esta novela va de seres muy humanos y muy complicados.
Volverán a separarse pero no por mucho tiempo… porque el destino también exige su participación… y nosotros como lectores podemos fabular mil finales, pero Andahazi ya tiene previsto un increíble (?¡) final.
Una preciosa novela llena de matices, que tiene todo para gustar: un argumento envolvente en un momento de la historia de Europa en el que los valores que la construyeron dejan de tener sentido, unos personajes llenos de fuerza y un lenguaje elegante que en ningún momento se interpone al ágil ritmo de la narración. Vamos, de las que se lee de un tirón y da qué pensar.