Ocaña,Carlos Arribas

Carlos Arribas       Ocaña                                Cultura Ciclista, 2013                                    401 páginas, 18,99 €         ISBN 9788494189814

Formo parte de una generación que miraba embobada la televisión –aquella, la única cadena, la blanco y negro- que en las tardes del verano nos regalaba las hazañas épicas de la vuelta ciclista a España y a Francia.

Aquellos niños y niñas que veíamos sufrir a los Ocaña, Poulidor, Perurena, Manzaneque, Tarangu, Merckx… luchar por lograr un triunfo en un país que empezaba a salir de lo cutre, lo triste y lo oscuro. Y es que hasta la carreteras francesas parecían más bonitas y los corredores foráneos más sanos y más guapos.

En este contexto cabe enmarcar la biografía de Luis Ocaña que acaba de editar Cultura Ciclista.
Ocaña es o fue un ídolo para toda una generación: ese que consideraban españolito en Francia y francesito en España, que toda su vida tuvo que lidiar con el hambre de una posguerra a sus espaldas y todo tipo de carencias, sobre todo de orden emocional.
Ocaña era un tigre y a pesar de sus problemas físicos y psíquicos – uno de ellos su terrible obsesión con el gran ganador y rival Eddy Merckx- esperará a retirarse hasta que no puede mas, no le quedan fuerzas más que para acabar con su propia vida.

Todos recordamos a su equipo, el BIC, a ese maillot amarillo y a las locuras de Ocaña en la bici, siempre a la desesperada, siempre hacia delante.
A lo largo de este libro aparte de su trayectoria vital –amigos y enemigos, mujeres y amantes, equipos, .. – encontramos también la historia de unas décadas del ciclismo más valiente, más aguerrido, más heroico y más hermoso que nunca.. sin pinganillos, sin apaños, sin las grandes cantidades de dinero que se mueven hoy día.

No fue el vecino más popular, y tuvo una muerte de lo más triste, lo cual le llevó a ocupar la categoría de héroe maldito, tan odiado como querido, por ello se ha hecho tanto de esperar esta bien documentada biografía.
Hoy nuestro corazón de niños se ha encogido un poco al recordar al gran Luis Ocaña..y eso solo pasa, lo queramos o no, con los grandes de verdad.