Se trata de Dimas Prado: siempre al servicio del poder y sus cloacas, guardián de un terrible secreto que le sirve de catapulta para obtener más y más poder, volviéndolo intocable.
Es ese secreto, ese crimen y, sobre todo, su autor, los que marcarán el devenir de los participantes en el drama: los padres del periodista -militantes republicanos-, los jerarcas del bando nacional y su mundo de espías, putas, tahúres, excesos, el frente y el miedo, las milicias y el sufrimiento…y las pérdidas, sobre todo las morales.
Una historia de historias que nos hablará de un mundo que fue posible, que existió, donde todo parecía más limpio, lleno de afanes y energías…y cuyo devenir, con todos los horrores de los que se acompañó, marcó para siempre a varias generaciones.
Juan Madrid dice haber esperado a la muerte de sus padres para escribir esta novela. Supongo que la mayor carga sentimental proviene de sus recuerdos y memorias. Supongo que le habrá costado equilibrar el thriller -que lo hay y jugoso-, con el relato histórico. Supongo que le habrá costado mimar a todos sus personajes más o menos por igual…
Pero lo que sí es una certeza es que recrea a la perfección una de las más sombrías y amargas épocas de la historia de este país, aquella en que todo se volvió del revés como un guante y donde supervivencia y dignidad no siempre iban de la mano.
A pesar de todo o precisamente por esto, se pasa un buen rato siguiendo a Dimas Prado en sus pesquisas, siempre acompañado por el fiel Guillermo Borsa, la oscuridad hecha carne, uno de los perros que, ahora sí, muerden.