A la autora le gusta poseer los libros, olerlos, mirarlos desde distintos puntos de vista, escribir en ellos su nombre y hacerlos así suyos, no es partidaria de prestarlos ni de tomarlos en préstamo, por esa razón califica los libros de tímidos
«Algunos libros los forraba para no desgastarlos. Nunca los he prestado, me gustaba poseerlos. Los libros son tímidos, pensaba, quieren estar solo con quien los ha elegido, no les gustan las manos extrañas”. P. 39
En mi opinión, es verdad que hay libros que nos gusta poseer y retomarlos en diferentes momentos de nuestra vida, pero también los libros viajeros, aquéllos que de la estantería de la biblioteca pública pasan por las manos de tantos lectores diferentes tendrían mucho que contarnos.
En resumen, un libro delicioso que derrocha pasión por los libros y una selección de libros clásicos para tener a mano. Es de destacar también la labor del traductor de este libro pues ha escogido las traducciones al castellano que él ha estimado más acertadas de los fragmentos de los libros que menciona la autora, incluso ha traducido del italiano alguno que todavía no está traducido.
El libro está disponible en varias bibliotecas de la Red municipal.