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Anatomía de los fantasmas, Andrew Taylor

He intentado ya varias veces comentar esta novela y doy fe que no resulta fácil, por lo dificultoso del argumento y la cantidad de acción -aunque el autor, el premiadósimo Andrew Taylor, no parece tener ningún problema en navegar por tanta complicación, ya que lo suyo es la intriga policíaca y el desarrollo de tramas y personajes intrincados-.

Veamos: es un folletín situado en el siglo XVIII en un college de Inglaterra con todos sus ingredientes: desapariciones, cadáveres, sociedades secretas, usos y abusos de los propios integrantes del mismo, infidelidades, grandes diferencias sociales…
Pero son tantos los personajes implicados y los sucesos en que se ven implicados que se trata de una narración muy rica y, por tanto, difícil de explicar.

Así, el protagonista, John Holdsworth, pierde a su hijo y a su mujer ahogados y vive mortificado por el hecho de que su mujer se dejó embaucar por una vidente, que la ponía en “contacto” con su hijo.
De hecho escribe un libelo sobre los fantasmas argumentando que no existen. Ello hará que requieran sus servicios desde el College de Jerusalén, ellos tienen su propio “fantasma” y no favorece a la fama de la institución, por lo que quieren desenmascararlo.

Este personaje transtornado deberá ayudar a otro que afirma haberse encontrado con otro fantasma. A su vez, suceden dos asesinatos y todo está tan patas arriba que el propio lector cambiará de opinión varias veces sobre lo que está leyendo y sobre sus protagonistas.
A ello hay que sumarle las infinitas intrigas y el agobiante mundo de poderes en un sistema casi de castas, que no hacen más que dificultar las averiguaciones de nuestro hombre en el College.

A pesar de sus páginas -en concreto 510-, se lee muy fácil por su formato de capítulos cortos y unos amplios márgenes. No debe ello pues ser óbice para su lectura, si tenemos en cuenta que el argumento se va enrevesando hasta tal punto que aseguro que hasta el último párrafo no tendremos aún muy claro quién es el asesino. Iremos sorpresa tras sorpresa y tambien puedo avanzar que el asesino(s) no es el mayordomo… ¿Preparados para darse una vuelta por las lagunas oscuras del Jerusalén, seguir las andanzas del Siniestro Club del Espíritu Santo, ver si la inalcanzable Elinor cae en brazos de Holdsworth…? .. Adelante señoras y señores, la verja, con un crujido truculento, acaba de abrirse…

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