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El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes, Tatiana Tîbuleac

El verano que mi madre tuvo los ojos verdes, Tatiana TîbuleacEl verano en que mi madre tuvo los ojos verdes, Tatiana Tîbuleac

Impedimenta, 2019

247 páginas, 20,50 €, ebook 12,99 €

ISBN 9788417553036

Post hau gaztelaniaz dago.

En 2016 esta novela se convirtió en un fenómeno en la poco conocida narrativa rumana. Era la primera novela de Tatiana Tîbuleac, periodista y reportera de televisión.

Decir que es una buena carta de presentación es poco decir. Estamos ante una gran novela, un texto duro y sin concesiones.

Es una sacudida de sentimientos que no deja al lector indemne.

Aleksy nos cuenta en primera persona su historia. La historia de un pintor aclamado y mimado por la critica, que sufre una crisis creativa. Su psiquiatra le recomienda revisar su pasado, encontrar las claves y sanar las heridas.

Así, rememora.. y nos noquea constantemente. Bueno, en realidad es la autora la que nos coloca en situaciones de dureza extrema y moldea y destruye y reanima a sus creaciones y con ellos también al lector.

Aleksy odia a su madre. Sin paliativos. Nunca fue querido. Nunca fue amado.

Su entorno mas cercano era hostil: un padre borracho, la muerte de su hermana pequeña que era el centro de su vida y una madre “bajita y gorda, tonta y fea.era la madre más inútil que haya existido jamas” “la habría matado con medio pensamiento” (pag.7).

En la vida de Aleksy son las mujeres las que marcan el ritmo: su querida hermana Mika, su madre, su mujer Moira… Mujeres a las que no ha sabido nunca tratar.

Nuestro protagonista sale del psiquiátrico. Su madre le espera, van a pasar juntos un “verano de reconciliación” en un pueblecito francés.

El famoso artista se zambulle en sus recuerdos y recrea crudamente todo el vaivén de sentimientos que ello le supuso -era un adolescente-, más aún al tener a su lado a una madre con un cáncer en fase terminal.

Texto limpio. Seco. Sin digresiones. Apabullante. Que escarba sin ningún remilgo en el odio, el abandono, la frustración, la negación… Un choque frontal con secretos que él ignoraba y su madre, en su inutilidad, atesoraba.

Un baile entre la vida y la muerte, el reclamo y el perdón, el significado de la maternidad… y la necesidad del ser humano de ser capaz de cerrar heridas para avanzar.

Acompañar al torturado Aleksy y a su madre de ojos verdes -más verdes si cabe al final de sus días- es un viaje extremo en cuanto que toca heridas que, quien mas quien menos, todos llevamos en nuestro interior.

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