Es una de gangsters de las buenas: Meyer Lansky, Santos Trafficante, el clan de los Bartolo…nos parece estar viendo una peli de los 50 con James Cagney como protagonista: balas, venganzas, luchas por rubias o territorios, ley seca, polis corruptos,alianzas, sobornos… Lo dicho, una de gangsters.
Dicho esto, Dennis Lehane no es un escritor del montón.
Alejado de pastiches y clichés, da con un nuevo registro: la descripción psicológica de los integrantes de la trama, la capacidad de generar y mantener la tensión a lo largo de la narración, un estilo sobrio, directo y rico… Hacen de esta novela un auténtico ejercicio de ritmo y poderío.
Joe Coughlin ya es una especie de gloria respetada por las diferentes familias, ha dejado atrás muchos peldaños en ese ascenso, muchos muertos, demasiados.
Joe tiene un niño de 10 años, las cosas han cambiado.Todo ha cambiado: son demasiados a repartirse los botines, la guerra ha hecho saltar por los aires las reglas del juego y el hace de intermediario entre las diferentes familias intentado hilar un tejido que se deshilacha por todas partes.
Lejos los tiempos más duros, los de ahora tampoco pintan mejor y Joe recibe un soplo: han puesto precio a su cabeza y le quedan pocos días para averiguar y actuar en consecuencia.
Su vida le importa porque tiene un ser a su cargo, el hijo que tuvo con su amada Graciela.
Sí, Joe tiene una historia, unos comienzos, que se pueden rastrear en las dos novelas que componen esta trilogía criminal: Cualquier otro día y Vivir de noche. Ello no quita que puedan leerse por separado ya que todo lo que hizo a Joe como es se condensa en este último acto de la función.
Con esa espada de Damocles sobre él, la presión del ejército americano y las disputas de los distintos clanes, no lleva una buena mano. Sin embargo tendrá que valerse de ella y de su sabiduría para mantenerse en pie y cuidar de su hijo.
En este caminar le acompaña una especie de visión, un fantasma… y los problemas con nombre y apellido: los Dion Bartolo, Montooth Dix, Rico…los amigos que se vuelven enemigos, los amigos que hay que eliminar…
Una delicia, brutal, y con un final impactante.
Como que uno debería tomarse unos dedos de whisky para atemperar…