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La Gestapo : mito y realidad de la policía secreta de Hitler, Frank McDonough

La Gestapo: mito y realidad de la policía secreta de Hitler, Frank McDonough
Crítica, 2016
313 orrialde, 22,90 €, e-book 14,99 €.
ISBN 9788498929676

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Frank McDonough, historiador experto en el Tercer Reich, se impone a sí mismo una ardua tarea: introducirnos en la Gestapo, en una Gestapo real, apartada de adornos y mitos, de clichés alimentados por la literatura y el cine.
Para ello maneja un gran número de fuentes, destacando los archivos de Renania y Dusseldorf -apenas hay material dado que fueron destruidos por los propios nazis o las acciones aliadas- y una amplísima bibliografía.
Hay que señalar que el autor no novela, sino que basa sus afirmaciones en esas fuentes, sobre todo en los propios autos, denuncias, y trámites que se llevaban a cabo de forma exhaustiva por el aparato policial nazi.
Así, son las voces de los mismos encausados las que sirven de apoyo a las revelaciones del autor.

Bien ¿y qué hay de nuevo?
Todos tenemos una visión de la Gestapo como una entidad monolítica, muy numerosa, que llega a todas partes, que esta por encima del bien y del mal, que sopla en la nuca de todos y cada uno de los ciudadanos.
Ello no es del todo cierto: vamos a asistir al nacimiento de una policía no muy numerosa -sus efectivos son los de la antigua Kripo- ni bien pagada, pero que serán claves a la hora de ejercer un control férreo sobre la población alemana y a posteriori la de gran parte de Europa.

Pronto se hace evidente que dadas las “tareas” la Gestapo precisa de más poderes. Así la legislación la irá dotando de herramientas: en 1930 ya se materializan los Tribunales de Salud Hereditaria que ponen en marcha la “guerra racial”, en 1933 se establece un organigrama del terror .. y se edita el Manual de Agentes. En 1936 se la sitúa -por ley- fuera de todo control administrativo y/o judicial.
McDonough tiene la virtud de abrir el panorama del horror más allá de la persecución judía, dándonos la oportunidad de ver la “limpieza” del primer momento (leyes eugenésicas, prohibición del partido comunista, campaña nacional contra vagos y maleantes, purgas..)

¿Y el “factor humano”? Éste se vio alimentado por el esbirro más viejo del mundo: la delación, la envidia, el deseo de apropiarse de las riquezas o de la mujer o de la casa del vecino…el delator no tenia ni que identificarse, todo valía para trazar una enorme telaraña.

Salvando las distancias -el régimen nazi persiguió las creencias religiosas de manera brutal- recuerda al sistema de familiares de la Inquisición.
Sus funcionarios se servían de esa vasta red de espías -el lechero, el herrero, la vecina…- para, acorde con los poderes que les daban tanto las leyes de los hombres como las divinas, acabar mas o menos lentamente con el enemigo ya fuera judío, converso, morisco… marcando matices y matices como haría la legislación nazi (puro, mezcla, mixto, itinerante…).

Pocos fueron juzgados, en su mayoría consiguieron escapar y siempre se parapetaron tras el “cumplía ordenes” o “no sabía que mis actos…”
Creo que a todos nos suenan los ecos…
Aunque a veces peca de exhaustivo, es un excelente ejercicio de análisis de un fenómeno tan antiguo como cercano: la materialización del mal.

Nota: me atrevo a recomendar una película sobre la Stasi. Creo que lo retrata a la perfección: La vida de los otros

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