Ed. Destino, 2020
335 p.; 18,90€, ebook 8,54€
ISBN 978842335069
post hau gastelaniaz dago
Comienza “comme il faut”, con un asesinato brutal: matan a la abuela Else y a otra cosa mariposa. Fuera bromas, ésta es una novela dura. Opresiva. De las que sueltas el aire de golpe cuando la terminas… Así es Resina, de la escritora danesa Ane Riel.
A veces que un texto sea multipremiado no significa gran cosa, pero en éste caso sí: es una novela total, intensa, pétrea, que lleva hasta las últimas consecuencias la locura de sus protagonistas. Si vivir en una isla ya es marcar un territorio, es más asfixiante aún un islote -La Cabeza- y si hablamos de aislamiento al límite nos encontramos con la propiedad de los Haarder.
Serán sus propios habitantes: el patriarca Silas, sus hijos Jens y Mogens, las cartas de la imaginativa María y sobre todo la voz de Liv, los que nos introduzcan en este ambiente cerrado, donde respirar se hace cada vez más difícil en tanto que el relato avanza.Y vaya si avanza… de presentarnos una existencia diferente, muy unida a los ritmos de la naturaleza, en que Silas educa a sus hijos al margen del mundo exterior, a una deriva infernal. Deriva que no es otra que encerrarse en su propiedad de forma física -con Jens convirtiendo en un auténtico vertedero la casona con todo lo que recoge o roba a su alrededor, o con María cubriendo su cuerpo con capas y capas de grasa buscando la muerte- ; y también psíquica, con los demonios que guardan en sus mentes y el miedo a lo que puede venir del exterior.
Riel marca muy bien los modos y tiempos y, en breves capítulos, nos hace partícipes del horror propio y el que nos producen los demás.
Y Liv. La niña protagonista.Brutal. Y los acontecimientos a los que hace frente aún lo son más. Una Liv que salvará de la quema sus objetos más preciados, alguno de ellos tan amado pero tan pútrido como las raíces de su propio hogar.