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Gerrak ez du emakume aurpegirik, Svetlana Aleksievitx

Gerrak ez du emakume aurpegirik, Aleksievtx Svetlana Gerrak ez du emakume aurpegirik, Svetlana Aleksievitx

Elkar, 2017

286 orrialde, 22 €

ISBN: 978-84-9027-700-3

San Jeronimo aretoan hilabetero egiten diren literatur solasaldiek etenaldia izaten dute uztailean eta abuztuan, baina dagoeneko prest dago irailetik aurrerako egitaraua. Euskarazko liburuen iraileko solasaldia hilaren 12an egingo da, arratsaldeko 19:30ean Iñigo Aranbarriren gidaritzapean Svetala Aleksievitx idazle bielorrusiarraren Gerrak ez du emakume aurpegirik liburuaren inguran, non II. Mundu Gerran ibilitako emakumeen testigantzak jasotzen dira. Erreportajearen generoari eman zaion lehenengo Nobel Saria da eta Iker Sanchok errusieratik euskarara itzuli du.

https://youtu.be/bX8-fKbil78Gehiago irakurri

Ese mundo desaparecido, Dennis Lehane

Es una de gangsters de las buenas: Meyer Lansky, Santos Trafficante, el clan de los Bartolo…nos parece estar viendo una peli de los 50 con James Cagney como protagonista: balas, venganzas, luchas por rubias o territorios, ley seca, polis corruptos,alianzas, sobornos… Lo dicho, una de gangsters.

Dicho esto, Dennis Lehane no es un escritor del montón.
Alejado de pastiches y clichés, da con un nuevo registro: la descripción psicológica de los integrantes de la trama, la capacidad de generar y mantener la tensión a lo largo de la narración, un estilo sobrio, directo y rico… Hacen de esta novela un auténtico ejercicio de ritmo y poderío.

Joe Coughlin ya es una especie de gloria respetada por las diferentes familias, ha dejado atrás muchos peldaños en ese ascenso, muchos muertos, demasiados.
Joe tiene un niño de 10 años, las cosas han cambiado.Todo ha cambiado: son demasiados a repartirse los botines, la guerra ha hecho saltar por los aires las reglas del juego y el hace de intermediario entre las diferentes familias intentado hilar un tejido que se deshilacha por todas partes.

Lejos los tiempos más duros, los de ahora tampoco pintan mejor y Joe recibe un soplo: han puesto precio a su cabeza y le quedan pocos días para averiguar y actuar en consecuencia.
Su vida le importa porque tiene un ser a su cargo, el hijo que tuvo con su amada Graciela.
Sí, Joe tiene una historia, unos comienzos, que se pueden rastrear en las dos novelas que componen esta trilogía criminal: Cualquier otro día y Vivir de noche. Ello no quita que puedan leerse por separado ya que todo lo que hizo a Joe como es se condensa en este último acto de la función.
Con esa espada de Damocles sobre él, la presión del ejército americano y las disputas de los distintos clanes, no lleva una buena mano. Sin embargo tendrá que valerse de ella y de su sabiduría para mantenerse en pie y cuidar de su hijo.

En este caminar le acompaña una especie de visión, un fantasma… y los problemas con nombre y apellido: los Dion Bartolo, Montooth Dix, Rico…los amigos que se vuelven enemigos, los amigos que hay que eliminar…
Una delicia, brutal, y con un final impactante.
Como que uno debería tomarse unos dedos de whisky para atemperar…

Clarissa, Stefan Zweig

Hablar de Stefan Zweig es hablar de un excelente escritor austríaco, muy popular en su tiempo, que verá su trayectoria vital y artística quebrada por la llegada de Hitler al poder.
Hablar de Stefan Zweig también es hacerlo de un convencido humanista, activista social, antibelicista -aunque combatió en la gran guerra-, viajero impenitente, cuyas obras fueron prohibidas por el régimen nazi al ser clasificadas como “no arias”.
Para Zweig ser judío era un accidente, para parte de sus conciudadanos no.

Dentro de su amplia producción, ocupan gran parte las biografías y tienen también su lugar pequeñas joyas que, aparte de su interés puramente literario, nos ilustran sobre la época y sirven de altavoz de sus ideas.
En este contexto nos encontramos con Clarissa.

De 1902 a 1930, esta joven, hija de un militar austríaco, de casa bien, vivirá, amará, sufrirá, perderá, luchará… en el marco de un cambio total: la llegada de la gran guerra,el inicio del fin de la Europa conocida hasta el momento y confirmación de unos sistemas políticos inoperantes, de la ascensión de movimientos de índole nacional excluyente, de un socialismo pujante…

No se trata sin embargo de un sesudo análisis histórico: Clarissa, la protagonista, transita de la niñez a la edad adulta, a la toma de decisiones dentro de un ambiente castrense y sin figura materna, a un enamoramiento roto por la llegada de la contienda y con consecuencias terribles para ella.
No voy a contar más. En realidad bajo la capa superficial de su “folletin”, Zweig nos introduce en las costumbres de la época, de sus diferentes clases sociales y sus convencionalismos, en lo que supusieron las militancias contrarias a la mayoría, en la soledad profunda de las mujeres y madres y sus pérdidas…
No hay victimismos, no hay aspavientos…La prosa elegante de Zweig nos pasea por los momentos difíciles, los errores fatales que marcarán el devenir de Clarissa y,  como ella, de millones de personas en la Europa de los años 20-30.

La lectura de Clarissa tiene la capacidad -a pesar de que consta de sólo de 199 páginas-, de hacernos pensar. Pensar en la capacidad del ser humano para sobrevivir y en la tremenda dificultad que supone hacerlo a contracorriente.

Me atrevo a recomendar otros dos libros, el primero escrito por Zweig y el segundo es un cómic sobre Zweig.

El mundo de ayer : memorias de un europeo

La vida invisible de Eurídice Gusmaõ, Martha Batalha

Esta historia comienza en Río de Janeiro en la década de los 50.
O tal vez no. Porque es una historia tan vieja como el propio mundo, donde se mezclan ricos y pobres, afanes, deseos, rencillas, dolores, esfuerzos, desaires, deshonras, calamidades…y el afán de supervivencia del ser humano, tan primigenio como indestructible.

Tampoco es una historia: una galería de personajes abarrotan esta novela. Y digo abarrotan porque cada uno de ellos abre una puerta a otro, cada hilo argumental nos lleva a un universo diferente, conformando una coral de vivencias, sentimientos y decisiones.

Martha Batalha nos ha regalado una preciosa novela tanto por los temas que toca -que no son otros que los propios del ser humano- como por la forma -una prosa rica, directa, efectista, sin caer en lo sensiblero o lo dulzón-.

La autora -en palabras de ella misma- trata de recrear el mundo de amor, esperanza y lucha de esas heroínas invisibles -madres y abuelas- en un mundo que no estaba hecho ni de lejos para ellas y donde tenían que reivindicar y/o amoldarse a sus papeles de hijas modelo, mujeres amantisimas, madres abnegadas, cuidadoras incansables, salvaguardas de la reputación propia y la de los suyos, y muchas veces sustento, al faltar el hombre de la casa o tratarse de un flojo o un diletante.

Ágil y eficaz, la novela se lee como se respira: sin sentir, pero a veces entrecortadamente ante la magnitud, la simplicidad, la variedad… lo bonito y no tan bonito, que nos va contando.
Sus personajes se mueven suavemente por el texto, y nos parece estar dentro de una telenovela brasileña.
Sin embargo, no puede uno despistarse ya que tras las caras lindas y las buenas intenciones también se esconden la maldad y el rechazo. Y tras esta aparente liviandad, el relato guarda verdades como puños y realidades que a pesar del paso del tiempo siguen instaladas en el nuestro.

Y en el centro de todo eran dos hermanas: Guida y Eurídice Gusmaõ y alrededor satélites, estrellas y constelaciones.

La fractura: vida y cultura en occidente, 1918-1938, Philipp Blom

Uno de los pequeños grandes placeres de esta vida es toparse con uno de esos ensayos que te atrapan, te transportan, te emocionan. Recalco lo de ensayo porque normalmente este género no se asocia a lo emotivo. Cuando se produce esta extraña conjunción, entonces el placer suele duplicarse, por lo sorpresivo y poco habitual. Es lo que sucede con el título de hoy.

Su autor, Philipp Blom, hamburgués de nacimiento y doctor en Historia Moderna por la Universidad de Oxford, para más señas, es un escalón más en la excelencia de esta insigne institución. No solo en cuanto al aspecto científico sino también al literario. Algo deben echar en el porridge del desayuno que aún no han licenciado historiador que no escriba como los ángeles. Y, créanme, narrar historia y no aburrir en el intento es extremadamente complicado.

En el caso que nos ocupa, el investigador plantea un recorrido por el período de entreguerras. Esto puede parecer muy manido y trillado, pero sorprende la originalidad de los temas en los que sitúa el foco. No nos habla de las sangrientas batallas de la Gran Guerra, pero sí de la terrible neurosis que afectó a miles y miles de soldados de ambos bandos. No narra la crisis política de las democracias liberales occidentales, pero sí en cambio el torbellino que provocó el jazz y la propagación de la cultura popular. No explica la crisis económica derivada del crack del 29, pero sí el mundo de la bohemia, André Breton y los surrealistas, las flappers, los despreocupados Bright Young Things y su juerga eterna, el fenómeno Josephine Baker, la Ley Seca, el fallido estreno de Metrópolis, Edwin Hubble, la expansión del universo, la física quántica y un largo etcétera. No relata por enésima vez cómo Adolf Hitler llegó al poder, pero sí lo que su ascenso supuso al mundo científico y cultural. Es decir, el autor toma el pulso a la vibrante, inestable y espasmódica sociedad de la época y pone el acento en cómo vivió aquellos turbulentos años en los que ya nada volvería a ser como era.

Sin embargo, si todo el recorrido del ensayo en sí resulta apasionante y asombrosamente fluido, lo mejor, cual guinda del pastel, se reserva para el final. En el epílogo, el autor alemán da el do de pecho y se marca una comparativa pasado-presente a las finas hierbas, aliñado con crítica social demoledora que uno acaba por no saber ni por dónde le da el aire. Lo que no ofrece margen de duda es la tremenda calidad que atesora este maravilloso libro.

La canción de las sombras, John Connolly

¿Qué se cuenta Parker en La canción de las sombras?¿En qué nuevo embrollo coloca John Connolly a nuestro quijotesco detective?¿Sigue éste inmerso en esa deriva hacia la autodestrucción?
Sólo los seguidores de la serie pueden intentar dar respuestas.Para los demás queda la estupenda labor de sumergirse en esta nueva entrega, en la que asistimos a una suerte de resurrección del más genuino Parker.

Charlie esta recuperándose de las terribles secuelas de su último caso.Sin embargo, mentalmente está más fuerte que nunca, ya no tiene miedo a nada ni a nadie. Ha visto el fin muy cerca pero, como siempre, hay algo que le incita a seguir en la brecha.
Amante de casos que a otros les parecen inexistentes, encontrará en un pequeño pueblo de Maine motivos para indagar: un incendio, la desaparición de un joven, un viajero ahogado y una mujer que vive con su hija en una casa cercana y que está muerta de miedo.
Charlie es un adicto a la empatía y pronto empezará, a pesar de su penosa condición física, a hacer lo que mejor sabe: revolver el avispero.

Así, descubrirá que hay un grupo de nazis entre aquellos que llegaron de Europa con el fin de la guerra, que tienen que ver con las atrocidades cometidas en Polonia, que ven su seguridad amenazada y que ordenan matar o matan para preservar su identidad… Estos nuevos enemigos se sumarán a los viejos de los que debe cuidarse -como el fantasmagórico Cambion- . Pero Parker esta más poderoso que nunca, no le tiembla el pulso y sigue contando con elementos sobrenaturales a su favor.

Tampoco le fallarán  sus amigos -la pareja Louis-Angel, los descerebrados pero peligrosísimos hermanos Fulci… – y su nueva familia.
El autor mezcla fantásticamente todos estos elementos: lo inexplicable, lo truculento, lo terrorífico, lo horripilante, lo irracional… en una novela de acción, de pesquisas, pero también de razonamiento, de introspección, de dolor.
La M de Maldad respira durante la lectura y calienta por momentos la nuca.

Queda por ver cuánta cuerda le queda a nuestro héroe, ante un final que se antoja, cuando menos, inquietante… y, según el propio Connolly, cercano.

Una temporada en el purgatorio, Dominick Dunne

Si comienzo diciendo que va de una familia rica, muy rica, norteamericana, de origen irlandés y católica a morir, cuyo patriarca tiene grandes sueños para sus hijos -no tan grandes para sus hijas-, a los que enseña a utilizar todas las triquiñuelas a su alcance para obtener el poder…
Si añado que el resultado de sus afanes sera irregular y que siempre contarán con fiambres en su armario (sobre todo femeninos), que serán conocidos por su consumo desmedido de alcohol pero queridos y respetados por su porte, su prestancia, revestidos de un manto “real”…
Seguro que habreis pensado: ¡Camelot!

Pues sí pero no. Dominick Dunne es mucho más ambicioso: aunque ciertamente tanto los personajes como la trama recuerdan a las andanzas del clan Kennedy, esta novela es mucho más que eso. Es una radiografía fiel y descarnada de toda una época, del afán de los nuevos ricos por afianzarse en el poder, de la falta de escrúpulos a la hora de conseguir sus fines, del valor del dinero, del uso del soborno como algo habitual y conocido, de como utilizar todos los resortes a su alcance -influencia, extorsión, medios de comunicación…-para escribir la historia a su medida, para crear verdades paralelas.

Los Bradley, esa familia modelo que, a pesar de su dinero, no encuentra su “hueco” en la anglosajona sociedad estadounidense, lo que se convierte en una obsesión para Pa Gerald y, por ende, para toda su prole.
Eliminados ciertos “obstáculos” -la hermana deficiente es recluída en un sanatorio, se buscan candidatos más o menos presentables para las otras hijas…- será el hijo más adecuado, Constant, el llamado a cumplir con el gran sueño de colocar a un católico en la presidencia de los EEUU.

En este clan tendrá un papel estelar el joven Harrison, totalmente fascinado por la manera de comportarse de los Bradley. Y precisamente será la figura de Harrison la que articule la trama desde que entra en contacto con el adorable Constant hasta el momento del crimen. Hasta el momento que las cosas cambiarán de manera irrevocable.

Los hechos, los testigos, las presiones, los secretos…marcarán el ritmo de esta estupenda novela que consigue mantenernos en vilo tanto por lo jugoso de los hechos y sus personajes, como por la capacidad de hacernos reflexionar mientras trotamos alegremente por sus 473 páginas.
No son los Bradley los únicos que construyen verdades paralelas, los que creen que el planeta gira a su alrededor, los que manejan a sus satélites e hilan redes que sólo les favorecen a ellos en ese ansia de poder, riqueza y estatus insaciable.
Si no lo he dicho antes, lo digo ahora: me ha gustado mucho mucho.

Pista negra, Antonio Manzini

Antonio Manzini ha hecho llegar un nuevo caso de su detective Rocco Schiavone –Sol de mayo– a nuestras estanterías.
Pero siguiendo el sabio consejo de una colega -siempre dicen que los casos, los libros, son independientes, pero en cierta forma si no los leemos en su orden nos perdemos la presentación y crecimiento de los protagonistas- me he animado con su primera entrega Pista Negra.

Es, tratándose de un titulo de la colección black, una novela negra. Sin embargo, aunque lo es de manual -un asesinato en las pistas de esquí, un pueblo muy pequeño donde todos se conocen, donde razones para cargarse al interfecto hay bastantes y un comisario de policía venido de Roma y pelín cabreado por encontrarse en este valle perdido y tan poco amigable (se esta cargando sus finísimos clarks por pares)-, tiene unos ingredientes que lo dotan de un plus: la vida en el valle de Aosta y sus costumbres, el impacto del turismo, lo enigmático y huraño de los lugareños…

El subjefe de la policía de Roma, Schiavone, aterriza de forma obligada en este lugar en las antípodas de la culta, refinada y sofisticada ciudad a la que esta acostumbrado.Su encaje es casi imposible y ello dará lugar a momentos incluso divertidos.
El pasado de Rocco se irá desgranando a través de sus páginas y marcando su forma de comportarse: insolente, maleducado, hosco, bronco, desleal, machista, avinagrado, clasista, saltándose todas las normas imaginables y metiéndose en territorios no precisamente legales.

El caso, sí, será resuelto, pero esa es otra historia. Porque Schiavone es muy, pero que muy eficaz, y eso sus jefes lo saben.
A pesar de mofarse de todos y de todo, no puede dejar un asunto sin cerrar, un crimen sin resolver, una mentira sin destapar… cuidando de que sus trapos sucios queden guardados en el armario más oportuno.
Irónico y descarnado, irá matando sus penas de la única manera que sabe, huyendo hacia adelante bien en la búsqueda del asesino, bien macerándose en su propio sufrimiento.

Vaya, que me alegro de haber escuchado a mi colega y ahora sí estoy en condiciones de seguirle la pista a nuestro subjefe Schiavone. Creo que hemos hecho un nuevo fichaje. Al tiempo.

Las chicas, Emma Cline

Cuando uno se encuentra con la ópera prima de una joven autora norteamericana que rápidamente escala puestos en las listas de ventas de todo el mundo e incluso parece destinada a servir de base a una película, uno se echa a temblar.
No es desconfianza, no. Es sólo que todos sabemos como se las gastan los equipos de marketing de las editoriales: la venta es la venta, la calidad de lo que vendemos es otra cosa.

Pero a veces, algunas veces, nos puede la curiosidad y esta es recompensada: a pesar de todo lo reseñado anteriormente Las chicas de Emma Cline es una novela que merece la pena, y mucho.

El verano de 1969 en California es el marco en el que se desarrolla la acción: el verano del amor, de la necesidad de emociones fuertes, del coqueteo con las drogas, de la huida hacia adelante…y el verano en que nuestra joven e insegura protagonista, Evie, vivirá una experiencia que la marcará para siempre.
Compartiremos con Evie un viaje iniciático: el fin de las normas, del sentido de culpa, la búsqueda del placer y del amor, el desprecio por la forma de vida de sus padres.
En ese viaje, Evie perdera la inocencia y se verá sumergida en algo mucho más complejo que el tonteo con la coca o el alcohol.
Evie conocerá a las chicas, a las satélites del gurú Russell y con ellas la vida de la comuna y sus singulares -y no por ello menos estrictas- leyes.

Tomando como referente a la familia Manson y sus actividades, que forman parte de la crónica negra americana, Cline elabora un descenso a los infiernos de manera suave, pausado, introduciéndonos en lo que es la secta y lo que va suponiendo para cada una de sus jóvenes integrantes.
La figura central del gurú no lo es tanto para el lector: el foco se sitúa siempre en ellas, las chicas, las sacerdotisas de ese juego macabro, las manipuladas y las manipuladoras, las que se ven abocadas a un trágico final.

Estas chicas cambiarán de algún modo el poder de sus familias -de sus padres y hermanos- por la figura paternal de Russell, al que obedecerán sin reparos.
Es más, rivalizarán entre ellas para superar todas las pruebas impuestas por él, por ser las mejores, las elegidas.

La novela transita entre dos planos teniendo siempre a Evie como protagonista: la Evie niña que observará entre alucinada y consternada todo lo que esta sucediendo y la Evie madura que recordará aquel tiempo y lo que supuso para ella.

Bien construida, narrada con gran sensibilidad, dibuja personajes con gran talento -destaca la enigmática Suzanne- y nos transporta a una realidad que sigue siendo eso, real: la eterna búsqueda de un mundo mejor, donde uno quiere encajar y al que no importa el costo que hay que pagar para acceder.

El paraíso perdido, de John Milton, Pablo Auladell

A primera vista, recomendar en un blog literario obras premiadas puede parecer un acto de suprema jeta serrana. Como proclamar a los cuatro vientos que Maradona jugaba bien al fútbol. Pero tampoco es menos cierto que los premios literarios, sean del pelaje que sean, no siempre dan en la diana. Por ello, no nos parece baladí reconocer públicamente que un determinado premio esté merecidísimamente concedido. Es el caso de la obra que hoy queremos recomendar especialmente y que fue ganadora del Premio Nacional de Cómic 2016. Premio que, dicho sea de paso, no da puntada sin hilo y es ya una referencia ineludible para todos los fans del noveno arte.

El autor de El paraíso perdido, el dibujante e ilustrador Pablo Auladell, se incorpora por la puerta grande a nuestro particular panteón de deidades comiqueras. Y nunca mejor dicho, por cuanto el tema tratado es precisamente el de dioses y monstruos. Reproduce en lenguaje de viñetas y bocadillos la imperecedera obra del poeta inglés del siglo XVII John Milton, lo cual puede parecer sorprendente, pero visto el resultado, hemos de afirmar que la copia no desmerece en nada al original (con la venia de tan insigne literato). Dicho lo cual, también quisiera añadir que el mundo de la poesía no le sienta nada mal al cómic. Cierro digresión.

Reproduce esta novela gráfica, decíamos, la obra en la que Milton, gigante de las letras anglosajonas, con hermosas y épicas palabras, glosa el génesis de la Humanidad y el Origen del Mal. Un mal encarnado en un Satán verdaderamente escalofriante en manos de nuestro premiado dibujante, que lo mismo mueve a lástima como a profundo pavor. Tan pronto se siente uno identificado con él, como lo rechaza visceralmente. Pavor, sin embargo, no mayor que el provocado por un Dios omnipotente y su cohorte de arcángeles, glacial y terroríficamente bellos en la pluma del ilustrador alicantino. Su arte muestra lo sobrehumano de estos seres gracias a una magistral combinación y contraposición tanto de colores como de trazos. La caracterización de Satán, huyendo de todo estereotipo es, sencilla y llanamente, soberbia en cualquiera de sus encarnaciones, digna de convertirse en arquetipo estético para futuras generaciones. Al diablo con el olor a azufre, los cuernos y el rabo puntiagudo, el Satán de Auladell es digno de poblar, en adelante, nuestras más perturbadoras pesadillas.